Parte de la Fortuna en la casa X.

   La Décima Casa tiene que ver con la posición social, la reputación, la ambición de hacer carrera y la responsabilidad hacia la sociedad. El emplazamiento de la Fortuna en esta casa indica que encuentras la felicidad cuando llegas a cultivar tu integridad personal y desarrollas la fuerza de seguir fiel a tus principios éticos y profesionales. El reto consiste en no volverte rígido, a pesar de ocupar una posición importante en la sociedad, y no exigir que los demás compartan necesariamente tu punto de vista. No todo es blanco y negro, y entender las complejas estructuras de la vida no es tan sencillo como parece.

  Tu situación social, que es tan importante para ti, solamente será sólida cuando sepas asumir plenamente la responsabilidad que conlleva, y cuando organices tu entorno de acuerdo con las exigencias que representa. Es probable que tengas que aceptar una serie de obligaciones que demanden toda tu atención, pero al fin sentirás una gran satisfacción cuando veas cómo se van formando las estructuras y vayas recibiendo el reconocimiento merecido. Con el paso del tiempo aprenderás a tomar las decisiones adecuadas y escalar, gracias a tu táctica realista y bien pensada, los peldaños hacia la cima.

 Tienes la capacidad de utilizar tus relaciones sociales para tu provecho y conseguir una buena reputación. Por otro lado, tu posición influyente te facilita, más adelante, apoyar a tus colegas y ayudarles con buenos consejos. En tu interior sientes un profundo respeto por cada individuo, y destacas por tu trato correcto, ya que aceptas los límites de cada uno.

  Si te falta todavía desarrollar alguna de las cualidades mencionadas, vale la pena hacerlo cuanto antes, si quieres sentir verdadera alegría de vivir, porque no te perdonarás fácilmente un trato personal impropio.

  Para que te sientas bien es también esencial que actúes de acuerdo con tus altos principios morales. Por ejemplo, tu sentido ético no te permitirá aprovecharte de otros y demandar algo que no te hayas ganado por esfuerzo propio. Si, por algún motivo, actuases de esa manera, te sentirías infeliz e insatisfecho, despreciándote a ti mismo. Por consiguiente, lo mejor es que establezcas pautas claras para ti mismo, sin perder la espontaneidad debido a un autocontrol excesivo.

    Como ejemplo puedo poner las cartas natales de Margaret Thatcher y Barack Obama, dos políticos de índole diferente pero seguro que su actividad pública les ha hecho felices.

Carta Natal de Margaret Thatcher.


Carta Natal de Barack Obama.


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