Visión budista de Venus en la casa octava.

   Venus en la octava casa demuestra calidez. La influencia se manifiesta como afecto con los amigos cuando la relación se ha establecido. Algunas cualidades espirituales de esta disposición astrológica tienen que ver con la capacidad de compartir y la generosidad.

    Una actitud inapropiada llevará a estas personas a evitar a la gente poco lúcida para relacionarse sólo con individuos interesados o entretenidos. La mente suele distraerse con el deseo. Para evitarlo es conveniente meditar sobre la igualdad de uno con los demás, comprender que todos los seres desean ser felices y evitar el sufrimiento. Ese deseo nos une. Entenderlo permite que dejemos de enfocarnos en la gratificación personal que excluye a los demás.

    La expresión del afecto surge con facilidad con la actitud apropiada, y es posible expresar cualidades de gracia y simpatía sin prejuicios. Con Venus en la octava casa se puede lograr una poderosa empatía.


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